sábado, 26 de diciembre de 2009

Tus amores

Cuando te hayas cansado de amores de una noche que al amanecer no se acuerdan de tu nombre, de amores a los que solo les interesa cuanto pesa tu cartera, amores que con carmin pintan sus labios para acabar en la entrepierna de cualquiera, de amores a los que les da igual tu nombre, el sitio, la postura o el por que, de amores insolentes y muy caros.
Cuando te hayas cansado de todos esos amores, me llamas.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Volverás

Volverás a ser la persona que conocí un dia, la de las sonrisas infinitas y los abrazos interminables. El de las miradas perdidas y las preguntas inoportunas.Volverás a sacarme una sonrisa, a robarmela y metertela en el bolsillo para llegar a casa y presumir de habermela quitado. Volverás a mirarme a los ojos y a hacerme llorar con dos de tus palabras. Volverás a quererme como el primer dia. Yo lo sigo haciendo.
Los rumores matan amores.

martes, 8 de diciembre de 2009


Cuenta la distancia que hay de tus labios a los mios. Centímetros que cada vez se van reduciendo más, hasta llegar a convertirse en milésimas de milímetro, y todo estalla por los aires, como una pompa de jabón cuando es pinchada con una aguja. Es lo más cerca que he estado de ti, en los sueños. Siempre que me acerco a ti, consigues que me distancie aun mas de ti. No se si juegas a hacer daño, o no, solo se que mientras yo lloro por las esquinas, tu estás riéndote con alguna otra, siendo cosnciente del daño o la situación por la que yo estoy pasando.
Gracias por hacerme tanto daño, por hacer que cada mañana me levante con más ganas de tirar la toalla. Gracias por ser mi peor pesadilla.

martes, 1 de diciembre de 2009

Hieres

Se metió en la cama con lágrimas en los ojos, apretando su cabeza fuertemente contra la almohada, sintiendo como sus pulmones se iban quedando sin aire, sintiendo como se ahogaba, y entre sollozo y sollozo, murmuró "que vida más perra".Posteriormente se miró al espejo. En su cara predominaba el color rojo, y no precisamente del pintalabios carmín que solía utilizar, era sangre que manaba de su ceja izquierda; los restos del rímel que las lágrimas habían dejado a su paso por las mejillas y la expresión de su cara dejaba mucho que desear, algo totalmente comprensible. Era un estropicio que tardaría en arreglar unos cuantos días, pero acabarían desapareciendo, en cambio, ¿ qué me dices de los daños morales? ¿Los psicológicos? ¿El sentimiento de culpabilidad y derrota? Se sentía completamente insignificante.Nada más que volvió en sí, llamó por teléfono a Cris. Era casi incapaz de vocalizar, las palabras se entremezclaban con sollozos… cuando consiguió hablar, solo fue capaz de decir:-Me pegó- con voz temblorosa-No digas tonterías tía. ¿Tu sabes la hora que es? ¡Pon la televisión, solo encontrarás la teletienda! jajaja Ha sido un mal sueño, una mala pesadilla, échate a dormir un rato, y mañana hablamos. Te quiero.
Cris era una buena amiga. Una de las mejores que Laura podía tener, pero la fallaba el egocentrismo, las ansias por ser el centro de atención.¿Qué podía hacer ahora? eran las 6 de la madrugada, lo mejor sería meterse en la cama.

Despertó aclamada por el timbre de la puerta, alguien estaba llamando, brusca y repetidamente. Miró el reloj, las tres del mediodía. Se levantó corriendo, no antes sin echarse una ojeada en el espejo, y ver que tenía un aspecto peor al del día anterior.
Abrió la puerta y vio su cara. Intentó cerrarla, pero el pie de Alberto lo impidió. Sacó de detrás de su espalda, un ramo de rosas blancas y le tendió una de sus mejores sonrisas. Laura le dejó entrar, se sentaron en el sofá y empezaron a hablar:
-¿A qué has venido? No tengo ganas de hablar con nadie, mucho menos contigo, no te imaginas el daño que me has hecho, tanto física, cómo psicológicamente. No se ni como te he podido dejar entrar…- dijo Laura con una expresión extremadamente seria en el rostro.
- Laura, lo siento muchísimo, de corazón que lo siento. Sabes por lo que estoy pasando. Necesito tranquilizarme de algún modo. Me pusiste histérico, por eso te pegué. Lo siento mucho, te prometo que nunca más volverá a suceder, te prometo que cambiaré.
-No lo entiendes, ¿verdad? ¡Me has pegado una vez! ¿Cómo no quieres que desconfíe? Lo podrías volver a hacer, podría acabar peor de lo que ya estoy, tú no lo entiendes, nunca has pasado por esto.
-No, pero me arrepiento mucho, ¡entiéndelo tú! ¡Mira, será mejor que no me hagas enfadar, o podemos acabar muy mal, lo sabes!- Dijo en un tono desafiante
- ¿Lo ves? ¿Cómo quieres qué confíe en ti si ya me estás amenazando? Por favor sal ya de mi casa, llévate las rosas, no quiero volver a verte, nunca.
-¿Segura de lo que estás diciendo?
Laura le miró, harta de encontrarse en esa situación. Le costó mucho, pero a pequeños empujones, le consiguió acercar hasta la puerta. Claro que él opuso resistencia, pero no le sirvió de nada, y justo cuando abrió la puerta, se encontró con Cris, a punto de llamar al timbre.
-¡Cris ayúdame! ¡Tira de él, échale fuera de la casa y entra!- Dijo Laura en un tono alarmante.
Cris hizo lo que Laura la ordenó, pero Alberto no paró, siguió golpeando la puerta como un auténtico energúmeno, y sin que Cris preguntara Laura comenzó.
-Te avisé anoche, no me hiciste caso. Hasta cierto punto lo entiendo, tranquilamente podía tratarse de una pesadilla producida por haber visto una película de terror horas antes, pero no era así. Él me pegó – Para demostrárselo, se subió las mangas de la camiseta y se bajó un poco el pantalón. Cris pudo observar todos los moratones, rasguños y heridas, que él había provocado en el cuerpo de su amiga. Laura continuó- ¿Pero sabes que es lo peor? El no sentirme una mujer, si no sentirme un deshecho humano, como si no valiera la pena, como si no le importara a nadie.
-Sabes que eso no es así, a mi me importas, yo te quiero.
-No me refiero a ti. Se que me quieres, eres una de las pocas personas que me lo ha demostrado a lo largo de esta historia, pero él me hizo sentir así. Entiéndeme. No ha sido una vez, no han sido dos, ni tres. Me lleva pegando dos meses y yo me lo callaba. Yo le perdona continuamente porque le quería, me traía rosas y me escribía un poema, se debía creer que era tonta, sabía perfectamente que los copiaba de internet, pero me parecían muestras perfectas de amor. Pero esta vez fue diferente, la gota que colmó el vaso. Y resulta que el príncipe azul me salió rana.
-¡Ya era hora de que le echaras de tu vida! ¿ Cómo no le has podido detener antes? Mira, las preguntas dan igual. Lo importante es que lo pasado, pasado está, que ahora estás a salvo. Él nunca supo qué es amar. Alguien que es capaz de pegar a la persona a la que “quiere” es un ser detestable y repugnante que no merece tu respeto, ni tus perdones, ni tus “te quiero”. Basta ya de sufrir por alguien como él. Tu pesadilla, se ha acabado.
Se abalanzó sobre Laura y se fundieron en un profundo abrazo.